Comentario
Fuera de la Península Ibérica y de Francia, los sitios se diluyen en Italia. Con los lugares italianos, los del bajo valle del Ródano y los de la España meridional, P. Graziosi caracterizó la provincia mediterránea del arte paleolítico. En ella los conjuntos son más sencillos que en la provincia franco-cantábrica, existiendo entre las figuras de las tres citadas regiones analogías formales en las cabezas y en las siluetas. Pero los criterios de datación y de atribución cultural no son seguros y hay todavía ahí un importante trabajo para completar.
En la Italia septentrional hay que señalar el grupo de Mentón, con la venus de Grimaldi o de la Barma Grande (Ventimiglia) y los grabados parietales de la cueva de Cavillon en el conjunto prehistórico de Balzi Rossi. Más al este, lo completan las venus de Chiozza (Reggio Emilia) y de Savignano (Módena).
Más al sur se encontró la venus del lago Trasimeno, que, como las anteriormente citadas, carece de contexto arqueológico. Cerca de Roma está la cueva Polesini (Tívoli) con algunos cantos y huesos grabados procedentes de un nivel del período gravetiense. En la Apulia se hallan: la cueva Romanelli, con el grabado parietal de un toro, piedras grabadas y una pintada con varias líneas de pectiíniformes; la cueva Paglicci, con figuras y manos rojas; y la cueva Monopoli, con cantos grabados. En Calabria, la de Romito (Cosenza) presenta un magnífico toro grabado, de buen tamaño y con bastantes detalles.
Por último, en Sicilia, cerca de Palermo, existen las cuevas de Addaura y Niscemi (Monte Pellegrino), la primera con una extraña y movida escena de suplicio, iniciación o acrobacia, en la que las figuras humanas -una docena- tienen cabeza de pájaro como algunas de la región clásica (Lascaux, Altamira); la segunda con una serie de grabados parietales. La de Levanzo, en las islas Egades, contiene una treintena de grabados animalistas, con bellas representaciones de bóvidos y caballos.